Entrevista a Xavier Ripoll. Març 2023

Xavier Ripoll: «“La libertad y la responsabilidad están muy ligadas”

Por: Antonia Utrera.-

Xavier Ripoll (23 de mayo de 1971, Ripoll, Girona) trabaja como actor profesional desde 1994 hasta la actualidad, con más cincuenta montajes de autores, entre otros, Esther Vilar, Lluïsa Cunillé, Pirandello, Sagarra, Camus, Benet y Jornet, Sartre, García Lorca, Marguerite Duras, Shakespeare con direcciones, entre otros, de Ramon Simó, Mario Gas, Oriol Broggi, Pep Tosar, Sergi Belbel, Boris Rotenstein, Lurdes Barba, Magda Puyo o Carme Portacelli. Cursó estudios en el Instituto del Teatro de Barcelona consiguiendo el premio extraordinario de su promoción.
Nos citamos en el Teatro La Biblioteca, para hablar de la obra que acaban de estrenar “Los ojos del eterno hermano” y  para conocerlo un poco más de cerca. Me encuentro con una persona próxima, amable, que nos recibe con una hermosa sonrisa.  Hay magia en el lugar y en el encuentro, todo fluye,  como si nos conociésemos de siempre.

Estamos aquí, en el Teatro La Biblioteca, me gusta mucho este lugar.
Sí, el espacio en sí ya es muy mágico…

Entrevista a Xavier Ripoll. Teatre La Biblioteca. Març 2023

Hasta el 19 de marzo aquí, con “Los ojos del eterno hermano”.
El título es guapo, eh?

Sí, mucho! Esta obra se estrenó justo hace ahora veinte años, así que también es una manera de celebrar los veinte años de la compañía La Perla 29.
Sí, es una obra que siempre les estaba rondando porque es la primera que hicieron como La Perla. Antes habían hecho otras cosas, pero todavía no tenían la compañía La Perla 29 y con esta obra fue cuando se constituyeron ya como productora. Fue la primera obra que se hizo y siempre decían que la volverían a hacer en algún momento… Y mira, ya han pasado veinte años y han considerado, supongo, que era una buena efemérides para recuperarla. Y claro, tenemos muy buen recuerdo de esta obra. El reto era veinte años después cómo se aguantaría esto, cómo sería visto por el público de hoy.

¿Y qué respuesta estáis teniendo?
Muy buena, es teatro de texto, es como explicar una historia, un cuenta cuentos. Explicas una historia como en los antiguos cuenta cuentos orientales, una leyenda antigua. Y claro, hay también por parte del público un querer estar, querer escuchar, querer hacer el viaje con nosotros. Y este también es un poco el reto como actor, que el público quiera estar contigo y hacer este viaje. Yo creo que veinte años después no sé si ha cambiado también la percepción de la gente. Los aparatos, las máquinas… y todo esto. Quizás ahora no estamos tan acostumbrados a escuchar. Yo me lo preguntaba, pero parece que no, que todavía, cuando menos, hay un sector de personas que tiene ganas de escuchar historias y dejarse llevar.

Quién viene al teatro es porque le gusta escuchar…
Y el teatro permite hacer cosas que no se pueden hacer con otros formatos. Yo creo que todavía es un reducto el teatro donde la imaginación puede volar y la poesía… Y que cada día es diferente. Por eso mismo, porque el público es diferente, tú estás diferente, la relación con el compañero que se establece… Aunque sean pequeñas cosas, cada día es una aventura.

“Los ojos del eterno hermano”, qué nos podrías explicar para los lectores que todavía no han venido a verla?

Lo más interesante de este proyecto son tres cosas para mí. Una es el autor, Stefan Zweig, que seguramente no saldría en los catálogos de autores más importantes del siglo XX, pero es uno de los más leídos, tanto en su época como en la actualidad. Y precisamente, me parece que el año pasado o este año, han quedado sus derechos libres. Por lo tanto, seguramente que habrá un aluvión de traducciones. Siempre ha sido muy leído y todavía lo es. Y es un autor muy interesante porque tiene biografías de otros autores y de personajes históricos. Tiene un libro de memorias muy interesante que se llama “El mundo de ayer”, que es muy chulo, mucho y muy intenso, habla de aquella época. Y después tiene muchas novelas, novelas cortas que a la gente le llegan mucho porque al ser tan cortas, él, su manera de trabajar, era que se desprendía de todo lo que le parecía superficial e iba al grano, y esto él creía que era el secreto de por qué interesaba tanto su obra. Pero este es un punto. El otro es la obra “Los ojos del eterno hermano”. No es de las más conocidas para la gente. Es una obra especial porque retrata esto, un mundo antiguo, antiguo y oriental, de los antiguos cuenta cuentos de los tiempos de Buda. Es la historia de un guerrero, digamos, el más importante y más valiente del reino que, en una batalla, sin querer y sin saberlo, mata a su hermano. Y a partir de este hecho concreto y de esta mirada, esto le cambia totalmente la vida y empieza a replantearse cosas y a hacer un viaje que lo llevará a desprenderse de todo, de poder, de riqueza, de familia, para intentar llegar a la esencia de la existencia, según él. Pero claro, esto es todo un viaje de vida. Lleva toda la vida llegar a realizar este viaje y llegar a una conclusión.

Yo leí que el personaje no quería volver a vivir esto de quitarle la libertad al otro, planteándose incluso la inacción, y claro, esto es imposible.
Porque acaba descubriendo que la inacción también es una acción, que no actuar también representa unas consecuencias para alguien o para algo, que es cómo aquello de como «el aleteo de una mariposa puede provocar un tsunami”… El no hacer nada en algún momento provocará algo sin que tú quieras.

Así que esta no es la salida, somos seres sociales.
Curiosamente por la misma época que él escribió esta obra, otro autor alemán también, Hermann Hesse, escribía el Siddharta, una obra que ha tenido mucha repercusión. Pero claro, el Siddharta aboga por huir de esta sociedad que decías tú y buscar el misticismo o el ascetismo, él solo, apartado. En cambio, Zweig en esta obra llega a la conclusión de que esto tampoco es la solución, que vivimos en una comunidad y, por lo tanto, nos tenemos que insertar en esta comunidad. Y llega a la conclusión de que el máximo conocimiento que puedes aspirar es a través del servicio desinteresado. O sea, tú haces un servicio a alguien o a la comunidad, pero sin esperar nada a cambio. Y cualquier pequeña acción es igual. Grande o pequeño, no hay diferencia ante el eterno o el absoluto.

Entrevista a Xavier Ripoll. Revista Acelobert Barcelona. Març 2023

La acción que no acaba en ti sino en otros…
Es tu voluntad…

Ponerla al servicio del otro.
Toda una tarea, pero sin preguntar y sin esperar nada. Esto es un poco la sabiduría también del Bhagavad Gita, que es uno de los libros sagrados de la India de donde parte yo creo, la idea de escribir esta obra.

Y la responsabilidad de nuestras acciones también.
Sí, es una obra que permite como excusa, a través de esto, permite hablar del poder, de las guerras, de la justicia, de la libertad, de la familia, y también de la responsabilidad de nuestras acciones o no acciones. Yo creo que la libertad y la responsabilidad están muy ligadas.

¿Qué respuesta estáis recibiendo del público?
Muchas veces nos esperan aquí la gente para decirnos que muchas gracias «y que bien, y que nos ha llegado mucho y que da para reflexionar» sobre todo. Se podría hacer un coloquio o un foro después de cada función, saldrían temas, porque a través del viaje que hace “Virata”, este personaje, la gente en algún momento, en algún lugar, se coloca también, porque cada cual hace también un viaje en su vida como persona, y en algún momento le resuena una cosa u otra dentro de su viaje, y por eso la gente tiene ganas a veces de agradecerte y tal. Y también donde lo notamos mucho es durante las funciones porque es que hay mucho silencio y yo me digo, “es que la gente quiere escuchar, quiere estar allá… vale, están allá, están con nosotros…” (ríe).

Y también que no es fácil mantener la atención del público, es todo un arte.
Es todo un arte, sobre todo porque hay muy pocos elementos.

Estás tú, Òscar Muñoz…
Òscar Muñoz, que es actor y también un músico, Marc Serra, que va acompañando, va creando ambientes… Todos los ambientes se crean a través del espacio sonoro o la música o la iluminación. Todo lo demás es solo la palabra, la palabra del texto… Has de intentar con la máxima pulcritud y precisión posible, traspasar la historia como si fueras un médium: pasa el texto a través tuyo hacia la gente.

Te formaste en el Instituto del Teatro… ¿con qué edad?
Entré en el Instituto con veintidós años. Descubrí el teatro un poco tarde, lo descubrí a los dieciséis años o así, porque en el Instituto mi profesora de literatura me obligó a hacer teatro.

Ah! Esta es la culpable!
Sí, esta es la culpable auténtica, me obligó a hacer teatro. Y dije que no, que no, que no. Y ella dijo que sí, que sí, que sí. Y bien, con esto empecé a hacer una obra allá, en el Instituto. Y claro, no sé, algo me pasó, y a partir de allá empecé a intentar hacer cursos y cosas. Aparte de esto empecé a estudiar en la universidad porque algo se tenía que hacer, a pesar de que yo a los dieciocho años no tenía ni idea de que quería hacer con mi vida.

¿Qué estudiaste?
Económicas, porque dentro de lo que se podía estudiar pensé que sería la carrera que me dejaría más tiempo para leer, que era lo que me interesaba en aquel momento, pero al mismo tiempo iba haciendo teatro con grupos…

¿Compañías amateur?
Sí, y cursos aquí y allá cuando podía, en Barcelona, y también fui a Italia a hacer una semana de máscara neutra… Y al final me dije: ¿qué estamos haciendo? Me presenté en el Instituto del Teatro a las pruebas y entré.

Y te entregaste totalmente al teatro, que era tu vocación.
Descubrí que era lo que me apasionaba, a través de lo cual yo podía vehicular mis emociones y mi pensamiento.

Y a partir de aquí ya no has parado de hacer teatro.
Y de hecho, cuando estaba estudiando en el Instituto ya empecé a trabajar mientras estaba estudiando.

¿Con qué obra empezaste?
Empecé con una cosa que se hizo en la sala Artembrut, que ya no existe, que se llamaba “Cuando yo era pequeña” que dirigía la Tamzin Townsend. Después enseguida hice “El Rey Juan” con Calixto Bieito y después “El Anfitrión”.

Y ya no has parado...
Esto fue en el siglo pasado ya.

Además con directores muy importantes, Calixto Bieito, Àlex Rigola, Oriol Broggi…
Sí, por suerte, he podido trabajar con directores muy interesantes y con proyectos también muy interesantes.

Estás contento con tu trayectoria y con todo lo que has hecho.
Sí, estoy contento, estoy contento de todo lo que he hecho porque lo he elegido de alguna manera y esto ya es mucho.

Poder escoger tú y poder trabajar regularmente, también.
Sí, sí, sobrevivir de esto. Ya no digo vivir, digo sobrevivir, que ya es mucho en esta profesión a veces.

En el Instituto del Teatro recibiste el premio extraordinario de tu promoción. Qué quiere decir, ¿que eras el más aplicado?
Sí, supongo que sí, pero lo fuerte de esto es que te tenías que presentar a este premio, tenías que optar. Y claro, yo estaba muy desconectado de todo esto y vino uno de los profesores: “Escucha, tendrías que presentarte aquí”. Y yo: “¿Quieres decir? Yo ya estoy medio fuera, medio dentro..” Y bien, gracias a él me presenté a este premio. El único premio que me han dado nunca, pero allí está.

“El texto de la obra lo sabes bien cuando ya pasa por el cuerpo”

¿Cómo te inspiras para hacer tu trabajo, para conseguir este silencio del público cuando estás allá, en el escenario? Cómo te conectas? Estaba pensando en todo este trabajo interno que me imagino que tienes que hacer.
Interno y externo también. Yo creo que el cuerpo también se tiene que colocar…

¿El cuerpo?
De hecho yo considero que el texto lo sabes bien cuando ya pasa por el cuerpo. No solo no es mental, sino que pasa por el cuerpo. A mí me ha pasado a veces en funciones que pienso «ahora no sé qué coño tengo que decir», y sale solo porque el cuerpo tiene una memoria y lo sabe. Por lo tanto, tienes que mantener el cuerpo también despierto, la mente y el cuerpo despiertos.

¿Qué recomendación le darías a los estudiantes de teatro? ¿Qué les dirías?
Que esto es una carrera de fondo y que se vayan formando con tranquilidad y vayan haciendo todo lo que puedan y estén activos, sobre todo activos y que esto es de largo recorrido. Es de fondo esta carrera. A veces queremos ir muy deprisa y tener todo ya! y hacerlo todo, todo! Y te puedes quemar muy rápido así.

Entonces, un poco de tranquilidad…
Formarse con tranquilidad, probar, equivocarse…

¿Y una opción B por aquello de que esta vía es muy incierta?
Si alguien lo tiene dentro, lo hará igualmente. Por eso hay dos cosas que no recomendaría nunca a nadie, que es dedicarse a ser actor y ser padre. Yo he caído en las dos, pero no lo recomendaría nunca a nadie, porque si alguien tiene la necesidad de alguna de estas dos cosas, lo hará le digas tú lo que le digas. Pasará por delante, por encima de lo que le digan. Por lo tanto…

Y tú quisiste ser padre y eres padre…
Dos niñas, de doce y seis años.

Y como combinas esto de ser padre con el trabajo de actor?
Haciendo equilibrios, como todo el mundo. Y pidiendo ayuda… Los actores tenemos un horario muy variable porque a veces ensayas por la mañana, a veces ensayas por la tarde. Ahora sí, ahora no. Ahora estás dos meses muy intensivos, después tienes tiempo para poder dedicarles. Es una aventura, pero te abre mucho. Esto que decías de buscar otra opción aparte de esto, pues esto es otra opción! (ríe).

Lo de ser padre…
Sí, te abre mucho el mundo y la mente hacia otros campos y relativizas muchas cosas.

¿Estás contento de ser padre?
Es muy duro, pero sí.

“Me gustan dos cosas que son compatibles, leer y pasear”

¿Cuáles son tus aficiones? Me parece que te gusta mucho leer.
Me gustan dos cosas que son compatibles, leer y pasear. Pasear, que es diferente a andar. Pasear es la calma, observando y dejándote “empapar” de las cosas que pasan alrededor. Y esto, con un libro en la mano. En cualquier momento, te paras, lees un rato y sigues.

Esto es fluir…
Es lo que me gusta hacer cuando no estoy trabajando. Ahora porque vivo fuera de Barcelona, pero cuando vivía en Barcelona me gustaba andar mucho por la ciudad y podía ir de una punta a la otra andando. No tenía prisa para llegar a algún lugar. Sí, sí, ya llegaré, dos horas andando. No pasa nada, ya llegaré.

¿Cuál es el último libro que estás leyendo?
Ahora estoy leyendo un autor catalán precisamente, que se llama Vicenç Pagès Jordà. Me parece que murió el año pasado, no demasiado mayor, y tiene unos libros muy, muy interesantes. Tiene un estilo muy peculiar, me gusta. Es el último que he leído, pero siempre tengo allá, en la mesilla de noche, una veintena o treintena de libros que me están esperando.

Y quizás empiezas uno, lo dejas y empiezas otro, ¿o te los acabas?
Yo soy de acabarlos. Aunque me cueste. Me digo: «bueno, va, le doy una oportunidad» Para no acabármelo tiene que ser muy nefasto…

Y qué te gusta más ¿novela, poesía?
Mayormente novela, pero también poesía, ensayo, y teatro! “por la parte que me toca” (ríe), pero sí, sí, soy bastante ecléctico. Me gusta mucho ir a las librerías de segunda mano y remover libros y libros y encontrar a veces cosas que ya no se encuentren en las tiendas normales porque están des-catalogadas o son ediciones más antiguas o yo que sé. Me gusta mucho, es otra afición.

Aparte de “Los ojos del eterno hermano” la obra en cartel en el Teatro La Biblioteca, que está siendo todo un éxito y que invitamos a los lectores a que la vengan a ver, ¿tienes alguno otro proyecto en marcha?
Sí, tenemos en proyecto hacer la gira de esta obra y de las dos anteriores que he hecho.

¡Que vaya todo muy bien, muchos éxitos y muchas gracias!

Antonia Utrera