Cristina Genebat: “Mi feminismo pasa por la educación, por la escucha, por hacer demandas sin tener miedo de hacerlas”
Por: Antonia Utrera.-
Cristina Genebat (Barcelona, 18-12-1976) es licenciada en Arte Dramático en el Instituto del Teatro de Barcelona y en Traducción e interpretación en la Universidad Pompeu Fabra. La hemos visto en numerosas series de televisión, «Ventdelplà», «Mayoría Absoluta», «La Riera», «Infidels», «Mar de fons», «Com si fos ahir» o Merlí, entre otras. Y sobre todo la hemos visto sobre los escenarios en una treintena de obras como «El curioso incidente del perro a medianoche» (dirigida por Julio Manrique), «Hedda Gabler» (de David Selvas), «Bosques» (de Oriol Broggi) o «Las chicas de Mossbank Road» (de Sílvia Munt). También ha estrenado obras como dramaturga, Santa Noche y E.V.A. Y ha traducido obras de Molière, David Mamet, Neil Labute y Wadji Mouawad, entre otras.
Ahora tenemos oportunidad de verla de nuevo en el Teatro Goya, con «La Trena», bajo la dirección de Clara Segura y junto a dos compañeras más en el escenario, Marta Marco y Carlota Olcina, una historia de tres mujeres de culturas muy diferentes con un nexo en común, el anhelo de libertad.
«La Trena», una historia de superación…
«La Trena» viene del confinamiento, La Marta (Marco), la Clara (Segura) y yo hicimos juntas «Las chicas de Mossbank Road» que fue una función muy bonita y muy especial para nosotras y nos quedaron ganas de seguir y hacer cosas juntas. Entonces en el confinamiento nos leímos «La Trena» y nos volvimos a encontrar de nuevo justo después de la pandemia, cenábamos juntas y tuvimos esta visión de poder hacer «La Trena». El año pasado la estrenamos, fue muy exitosa, hicimos más de cincuenta bolos. Y ahora la volvemos a hacer aquí en Barcelona, en el Teatro Goya, hasta el 17 de marzo.
Tres mujeres de tres culturas muy diferentes.
«La Trena» son tres mujeres de tres países diferentes, la Smita que está en la India, la Giulia que está en Sicilia y Sara que está en Montreal. Cada una se encuentra en una crisis brutal muy importante. La Smita es una dalit, una intocable y quiere que su hija vaya a la escuela. La Giulia se tiene que hacer cargo de repente del negocio familiar sin estar preparada y Sara que es abogada de un gabinete importantísimo en Montreal saliendo adelante con sus tres hijos ella sola y con la situación de enfrentarse a un cáncer de pecho. Las tres son una trenza, están ligadas por un tema que no quiero desvelar, porque pierde la gracia, hay que venir a verla. Yo soy Sara, la Marta Marco es la Smita, y la Carlota Olcina es la Giulia. Y la Clara Segura es la voz narradora, la voz de la autora, y también la directora.
La autora de «La Trena» os vino a ver…
Sí, la Laetitia Colombani, nos vino a visitar y le encantó la versión, fue muy emocionante el día que vino, muy bonito. Y ella se emocionó mucho porque dijo que la esencia de lo que ella escribió estaba allá. Al final, «La Trena» es un best-seller mundial traducido a muchísimas lenguas.
¿Qué cosas tienen en común las tres?
Son mujeres, y como mujeres, su historia es la que es, en parte porque son mujeres. Lo que le pasa a cada una de ellas solo le puede pasar porque es mujer.
Más de 30 personajes, todo un reto…
Sí, es un juego teatral muy difícil, cada una hace muchos personajes, son veintiséis escenas en las cuales el juego de entrar y salir para nosotras es un artefacto teatral muy potente y muy trabajado. Es un esfuerzo grande.
¿Por qué crees que gusta tanto?
Conecta mucho, con mucha gente, conecta mucho con las mujeres que al final son las grandes consumidoras de cultura y las grandes consumidoras de teatro. Y llega mucho. Uno de los días más emocionantes fue la primera previa que hicimos después de año y pico de estar preparando todo esto, hablando con gente de otras culturas, para que nos pudieran ayudar, etc. Y llega la primera previa y todos los espectadores se pusieron de pie para aplaudir, y nosotras no podíamos parar de llorar. Es muy chulo porque la gente vive una experiencia, creo, bonita y catártica, y esperanzadora…
Estudiaste en el Instituto del Teatro. ¿A qué edad subiste a los escenarios?
Tenía veintiún años, justo cuando salí del Instituto del Teatro.
Te hemos visto a muchas series de televisión, «Ventdelplà», «Com si fos ahir», «Merlí», etc… Qué valoración haces?
Valoración positiva, estoy muy contenta de algunas intervenciones porque los papeles eran chulos. Menos contenta de algún otro porque era quizás menos interesante. La televisión es mucho más tranquila que el teatro, no hay la presión del directo, es otro trabajo. Pero yo siempre me lo he pasado bastante bien.
No has hecho mucho cine…
No se ha dado la ocasión, he hecho siempre sobre todo teatro, es dónde he tenido más trabajo, pero si un día aparece un proyecto chulo, evidentemente que lo haré, disfruto mucho del cine.
Te gustaría dirigir?
Todavía no me he puesto, pero lo haré, es el siguiente reto.
Has hecho muchas traducciones y adaptaciones de obras. Y también has escrito un libro, «Somos iguales o no?»
Es un ensayo, hubo un momento que me sentí interpelada por una oleada a la cual me quería apuntar, que necesitaba apuntarme como mujer que se quiere hacer un lugar en el mundo y necesita voces de mujeres, autoras, directoras, pero necesitaba expresarlo con mis palabras. No me podía sumar a determinados discursos, en todo caso necesitaba ubicarme: «Yo también quiero participar, pero quiero participar conscientemente. Quiero coger las riendas de mi forma de entender lo que está pasando y lo que necesitamos. Y cuales son las demandas que tenemos que hacer». Y cuales son las demandas asertivas que nos ayudarán como mujeres.
Algunas no te servían…
Algunas no me servían. Que a los nombres de las calles les pongan nombres de mujeres no me sirve tanto como el hecho de proteger a las madres que están de baja maternal o el puesto de trabajo de las mujeres cuando se quedan embarazadas o la conciliación… tantísimas otras cosas, y evidentemente la protección de las personas desfavorecidas, mil cosas… Necesitaba buscar mi manera de expresarlo. Al final leyendo a otra gente, me di cuenta que al final todas queríamos lo mismo, simplemente son maneras de explicarlo, lenguajes diferentes para explicar la misma cosa, un mismo anhelo, deseo o necesidad.
Como madre, ¿Qué piensas de la educación a los jóvenes en el momento actual?
Esto solo ya da para escribir un libro. Me interesa mucho el tema, estoy educando, yo misma tengo dos criaturas. Creo que nos estamos despertando del tema del peligro del internet y las redes sociales, cosa que me parece muy interesante. se están viendo las consecuencias, ahora se está viendo que hay cosas que se tienen que frenar, sobre todo el uso de pantallas, la sociedad estresante y estresada que a veces se les da, la angustia que generan las redes, a pesar de que son muy útiles para otras cosas. Creo que tenemos que estar muy al caso, muy encima y le tenemos que dar mucha importancia como sociedad. Después es mucho más difícil resolver los problemas, que no prever lo que puede llegar a pasar.
En alguna entrevista has dicho, hablando de feminismo, que no hay que enfadarse para cambiar las cosas. A veces, inevitablemente, hace falta la confrontación.
Yo soy una persona poco confrontativa, siempre creo primero en el diálogo, prefiero hablar y poner las cosas sobre la mesa y decirlo todo, incluido a las figuras de autoridad, intentar hablar, intentar decir: «ey, os dais cuenta de que esto no está yendo bien?» Que puede haber enfado, evidentemente, tenemos muchas razones para estar enfadadas, pero me parece que el enfado no es el lugar desde donde hablar y negociar. Porque si tú vas enfadado, automáticamente el otro se pondrá a la defensiva. Entonces por mucho que por dentro tengas un enfado, creo que es interesante encontrar los puentes primero, y decir «a ver, ¿en que nos podemos entender? Que podemos hacer para modificar todos juntos e intentar sentirnos algo mejor». Hay una cosa muy importante que es educar a los chicos también. Es básico educar chicos y chicas, pero muy importante educar a los chicos. El patriarcado empieza desde muy pequeños, desde muy jóvenes, y es más difícil modificar cuando tienes cincuenta años y te han educado de una determinada manera. A pesar de que se tiene que hacer, y se tiene que luchar para que los hombres lo hagan, pero es básico también poner la atención en los jóvenes, en los niños, y en los adolescentes de hoy en día que crecen con mucha información que no les va bien, así en general. Creo que mi feminismo pasa por la educación, por la escucha, por hacer demandas sin tener miedo de hacerlas, pasa para intentar focalizar qué nos interesa y qué es lo más importante y luchar fuerte y no dejarnos pisar, pero con amor, que es de donde hacer las cosas y hacer los cambios, desde el amor y la escucha.
Qué piensas del comercio de proximidad?
Me parece super bien, desde que he sido consciente intento en la medida que puedo, utilizarlo porque creo que es una manera de proteger el medio ambiente y creo que nos tenemos que concienciar todos juntos un poquito.
¿Próximos proyectos?
Estoy escribiendo una dramaturgia para una función que se hará en principio el año que viene en el Teatre Lliure. Estoy también trabajando con un guion de una película, que tampoco te puedo decir más detalles. Y como actriz también tengo una cosa de teatro en esta dramaturgia que haré la temporada que viene. Y continuar haciendo «La Trena» que todavía nos queda mucha «Trena» durante este curso. También he hecho la traducción de una función, que esta sí que se puede decir, es «Tots Ocells», de Wajdi Mouawad, que se estrenará en el Teatro la Biblioteca de Cataluña durante el mes de junio, y que dirigirá Oriol Broggi. Y larga vida a «La Trena» e intentar disfrutar de cada cosa en cada momento.
Muchas gracias, Cristina, mucha suerte en todos tus proyectos presentes y futuros!
Antonia Utrera