Alquimia, Espagiria y Filosofia hermética

Filosofía Hermética: «La Espagiria como lenguaje de la Naturaleza»

Por: Eloy Sanz.

Tanto en la tradición judeocristiana como en la tradición musulmana se nos explica que el Creador dotó al primer ser humano, representado por Adán, del don del lenguaje. Una vez creado este, le ordenó «dar nombre a las criaturas».
Así pues, Adán habla. Y al nombrar las cosas, como en una segunda creación, las dota de significado. Las cosas significan. Y la relación entre los significados forma un lenguaje que es la trama sobre la que se teje la Vida. A este lenguaje, Lengua Primordial buscada sin cesar por los alquimistas y filósofos de la antigüedad, se le llamó «Lengua Adámica», «Lengua Primordial» o «Lengua de los Pájaros» y contendría en su estructura el conocimiento de la Naturaleza y de sus leyes.

romero, espagiria

En el Antiguo Egipto, cuna del saber alquímico occidental, se consideraba que el nombre verdadero de una cosa contenía su esencia y nos hablaba de su naturaleza íntima. Así pues para los egipcios antiguos las cosas existen porque tienen Nombre y su Nombre nos informa de su propósito en el Universo. La profesión de escriba en Egipto era tenida en altísima consideración, ya que el escriba no sólo sabía leer y escribir en el sentido vulgar y moderno, sino que estudiaba el lenguaje arquetípico de la Naturaleza escondido en los jeroglíficos.

A esta antigua concepción del Universo, como una estructura lingüística, se está acercando de nuevo la moderna Física al afirmar que nada existe aislado y sin que pueda ser observado o percibido, por lo tanto las cosas existen en tanto que se relacionan unas con otras. Esta malla de relaciones que la Física intenta expresar mediante las matemáticas, no deja de ser un lenguaje, retornando así al viejo paradigma egipcio.
En la tradición sufí se nos dice que la Creación entera es un texto cuyo autor es el Ser Eterno y todo lo que existe, todas las criaturas, serían tan solo párrafos, frases o palabras con las que la eternidad escribe su narración en el tiempo.

Al igual que un ser vivo y en general todo lo viviente, los organismos pequeños se estructuran en organismos mucho mayores y más complejos, para la plena expresión de las posibilidades de la Vida. En un texto, los párrafos se construyen con frases, las frases con palabras y las palabras se forman con letras o signos lingüísticos que expresan sonidos. Desde este punto de vista, para la Filosofía Hermética, las letras del alfabeto serían los ladrillos con los que el Creador construye el mundo.

Estas letras, estos sonidos primigenios, son los Arquetipos, los patrones de información que ordenando el caos dan forma al Universo. Ordenar es distinguir y clasificar por semejanzas y diferencias. Y así nos explica el Génesis, que en el Principio el Creador habló y con el primer «Hágase» apareció la Luz y con ella la distinción entre las cosas. Con esta diferenciación se separaron Luz de Oscuridad y con ello aparecieron las escalas de graduación de la Luz, dando lugar a los colores y sus cualidades.

También de esta distinción original nacen el sonido y el silencio y entre ellos los diferentes tonos musicales. La filosofía hermética y la antigua alquimia estudian cómo de esta oscilación eterna, de este beso entre Luz y Oscuridad, Forma y no Forma, nacen las distintas posibilidades de la Creación y los primeros arquetipos formadores. Todo lo que existe es por lo tanto expresión de estos arquetipos y estos se expresan en los distintos fenómenos naturales. Los antiguos filósofos naturales los designaron con el nombre de «cualidades», «elementos» y «fuerzas de la Naturaleza», a menudo asociadas a los planetas y hábilmente disfrazadas sus propiedades y relaciones en las distintas mitologías.

Todo este saber fue recogido en la Grecia Clásica y estudiado ,sobre todo, en las escuelas Pitagórica y Platónica. Por eso para los alquimistas y los filósofos de la antigüedad, conocer algo no es saber de qué está hecho, como en la ciencia mecanicista moderna, sino saber cuál es «su Nombre», es decir, qué arquetipos primordiales resuenan con su naturaleza y dan vida a su alma. Para el hermetismo, conocer la Naturaleza es saber leerla. Este Lenguaje Natural constituye la base de la llamada Teoría de las Signaturas, por medio de la cual puede percibirse, por ejemplo, con qué elementos y fuerzas creadoras resuena una planta, ya que sus cualidades sensoriales, color, olor, forma, sabor, etc., así como sus condiciones vitales, son expresión de dichos arquetipos primigenios. También en la tradición chamánica, el chamán puede percibir los arquetipos actuantes en los distintos animales o seres humanos y de aquí procede el concepto de «animal totem».

La filosofía hermética y con ella la antigua Alquimia y la Espagiria, intentan recuperar esta Lengua que por haber sido olvidada se le ha llamado a veces «Verbum Dimissum»,la Palabra Perdida. La Teoría de las Signaturas fue recuperada por los filósofos herméticos musulmanes y posteriormente por Paracelso y su escuela. Después ha sido estudiada por Rudolf Steiner y la Escuela Antroposófica.

Sería de desear que en estos tiempos de confusión y falta de significado, volviéramos a ser humildes y como buenos niños en la escuela aprendiéramos a Leer…

Eloy Sanz Cerezuela

Escuela de Ciencias Herméticas y Tradicionales

Próximo Monográfico: 7 y 8 de Mayo 2022. «Introducción a la Signaturización vegetal. El mundo vegetal y su lenguaje»

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