Carles Sans: «Las historias que cuento son muy divertidas, muy locas»
Por: Antonia Utrera.-
Carles Sans Padrós (Badalona, 5 de julio de 1955) es miembro fundador junto a Paco Mir y Joan Gràcia de la compañía de teatro Tricicle.
Además de su faceta como actor ha dirigido varios cortometrajes, dos de los cuales, «Quien mal anda mal acaba» y «David», han sido nominados a los premios Goya. Como director teatral ha dirigido y adaptado la película de Fernando León de Aranoa «Familia» y la ópera “El Barbero de Sevilla” para público infantil, producida por el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. En 2008, junto con sus compañeros de Tricicle, puso en escena el musical Spamalot de Monty Python y más recientemente, Forever Young, una comedia musical.
El próximo jueves, 6 de octubre, Carles Sans celebra en el Teatro Borrás las 100 funciones de “¡Por fin solo!”, su exitoso espectáculo inspirado en anécdotas reales vividas con Tricicle.
¡Por fin solo!, un espectáculo inspirado en todas vuestras anécdotas.
Sí, estoy muy contento porque está habiendo mucha aceptación. Una de las grandes incógnitas era que se pudiera desvincular Carles Sans del Tricicle para ver una propuesta completamente diferente, un monólogo. Y se ha puesto de manifiesto que la gente sale entusiasmada de aquí, se lo pasa muy bien, las historias que cuento son muy divertidas, muy locas.
Anécdotas vividas durante cuarenta años de Tricicle.
Todas son anécdotas vividas a lo largo de mi vida profesional, anécdotas personales o profesionales, todas reales, no es que me lo invente, todo ha pasado en serio. A la gente le gusta mucho escuchar anécdotas y además, de la forma en que lo hago, con toda esta gestualidad muy de Tricicle. Yo creo que es la suma de estas dos cosas lo que da el éxito que está teniendo el espectáculo.
¿Segunda temporada?
Sí, en Navidad estuvimos aquí, pero este espectáculo ya llevaba rodando desde hacía tiempo. Coincidió con el período este del Covid, que dejaban sólo el 70% de ocupación y fue una lástima porque claro no se pudo llenar del todo por culpa de esto.
Y las historias son reales, no son inventadas.
Son todas reales, todo es verdad, cuento muchas situaciones. Todos aquellos que han seguido mucho a Tricicle disfrutan, porque de entrada descubren historias, algunas interioridades, confesables todas, de historias muy del origen de Tricicle, y después también historias mías personales.
Has tenido la colaboración de José Corbacho en la dirección del espectáculo.
Si, siempre necesitas a alguien que mire desde afuera, cuando estás ensayando. Aunque tú lo tengas muy claro en tu cabeza, también tiene que verse desde fuera, y con José, me gusta mucho como lo hace, es un tío con el que tengo amistad desde hace mucho tiempo, y la verdad es que necesitaba también ese punto canalla que él a veces tiene, me ha dado muy buenas ideas, nos hemos entendido muy bien.
¿Los echas de menos en el escenario?
Arriba del escenario al principio se me hacía un poco raro, pero ahora ya no, ahora ya me siento muy a gusto, pero a veces echo más de menos, el antes de empezar y el después que el durante, porque nosotros siempre compartíamos camerino los tres, y allí conversábamos antes de la función. Y ahora sí, ahora tengo este punto digamos, de qué estoy conmigo mismo, pero bueno, es una anécdota más…
Cuando os conocisteis, al principio, hacíais teatro en la calle.
Sí, al principio cuando éramos estudiantes en el Institut del Teatre, habíamos hecho teatro en la calle, practicábamos lo que estudiábamos en la escuela, y después ya empezamos a trabajar en el Llantiol, que era un café teatro de la época.
El Llantiol fue uno de vuestros primeros escenarios, y donde te vieron actuar tus padres por primera vez…
Si, fue en el Llantiol, descubrieron que su hijo, que iba para abogado, era un payaso, un clown.
Y qué se olvidaran del Carlos abogado…
¡Sí, sí, exacto!
Pero tú querías ser periodista…
Hice derecho por exclusión, porque yo quería ser periodista, pero, se tenía que hacer un examen de acceso a la facultad, y yo no estudié, era muy mal estudiante, y me presenté poco preparado, digamos , y debía hacer un texto de Julián Marías, debía comentarlo, y resulta que no lo aprobé. Que, por cierto, un día me encontré a Julián Marías en el tren, y le dije que suspendí por culpa de un texto suyo.
Por su culpa o gracias a él…
Sí, según se mire… (ríe)
¿Tus padres quedaron contentos?
Hombre y tanto, a mis padres se les caía la baba, estaban encantados de ver el éxito, pero claro al principio no aceptaban, era muy incierto lo que podía ocurrir.
Todo esto lo explicas en el espectáculo…
Sí, por eso que tampoco quiero contarlo todo porque si no, no vendrán.
¿Y qué pasó con tu vertiente periodística?
Bien, esta vertiente mía la puedo desarrollar gracias a que me dan la posibilidad de escribir artículos. Primero fue en el diario »El Mundo», Ahora en el diario »El Periódico y el ‘Sport», porque también soy muy futbolero. Y puedo escribir, y de alguna manera, esa inquietud, ahora puedo ponerla en práctica, me dan esta oportunidad los periódicos, y fantástico, porque a mí me gusta siempre opinar de las cosas. Me alegro de haber tirado hacia actor y no hacia periodista, eso está claro, pero sí, sigue siendo una profesión que me gusta mucho.
Ganásteis la medalla de Oro de las Bellas Artes en 2010 como Tricicle, y tú personalmente, has hecho, cortometrajes, y has sido, nominado a varios Goya.
Sí, dos veces.
Y recibiste también un premio por »Quién mal anda mal acaba».
Sí, gané el Premio del Festival de Cine de Montreal. Tuve muchos premios con este cortometraje. Tuve una época que me gustó mucho hacer cine y hice varios cortometrajes. Luego me di cuenta de que quizás había despertado un poco tarde, porque los cortometrajes normalmente están reservados a gente más joven, gente que comienza, «¿pero yo que hago haciendo cortometrajes?» y lo desestimé un poco, aparte de que no es nada barato hacer un cortometraje, hay una producción a pagar y las salidas que tienen son cero comerciales.
También has dirigido ópera y teatro.
He dirigido ópera y también «Familia» que es una película de Fernando León de Aranoa que adapté al teatro. Ahora he escrito una comedia para dos personajes que estoy intentando levantar para ver si puedo dirigirlo yo. Bien, voy haciendo cosas en paralelo.
¿Te gusta más dirigir que actuar?
No, quizás no tanto. Haciendo de actor dependes de ti mismo, como director dependes de los actores, que son los demás, y eso me gusta menos.
¿Y salir de la comedia para hacer drama?
Es que yo en la vida soy más humorista que serio, para entendernos. Incluso en los momentos más así, siempre intento sacarle el momento. Tengo una tendencia más a utilizar el humor que el drama, y tiré por ahí.
Intentaba imaginarte haciendo algún personaje dramático, y me resulta difícil.
Sí, hay muchos actores cómicos que han acabado haciendo papeles dramáticos, para que después se les reconozca que eran buenos actores.
¿Es más difícil hacer reír que hacer llorar?
Yo creo que sí.
¿Aficiones?
Soy muy amante de la fotografía, me gusta mucho. Me gusta ir a tomar fotografías y luego retocarlas, archivarlas… es un hobby que tengo, la fotografía.
¿Haces vida en tu barrio?
Sí, vivo en el Eixample, y sí, compro en la papelería, en la farmacia, en el horno. Todo lo que sea fomentar el barrio como tal, me parece perfecto, porque la sociedad nos hemos ido hacia un modelo de individualismo y de cierre personal que hace que no te saludes ni en el ascensor. Antes los vecinos pasaban, uno a casa del otro y se ayudaban, y hoy en día los vecinos no se saludan, y eso mismo sucede en un barrio, ahora saludas a muy pocos. Yo, de mi barrio saludo a muy pocos, bueno, a los tenderos, y a los que conozco, claro! y después hay una persona maravillosa, sordomuda, un hombre encantador, que converso con él con signos y que es muy divertido.
¿Con signos?
Sí, es un señor ya mayor y es de esos que no puede hablar, pero grita, ¿no? Para entenderse. Es un tío muy entrañable del barrio.
¿Proyectos?
Ahora mismo continuar con «¡Por fin solo!» hasta el 6 de noviembre, y después no sé qué me voy a plantear, estoy viviendo el día a día. Yo creo que por edad me lo puedo permitir más, el de vivir día a día. Entiendo que la gente más joven tiene que hacerse más planteos de futuro, porque se espera mucho de ellos, pero, a mí, la sociedad, ya no me pide nada, quiero decir, en todo caso lo que me pido a mí mismo , y ya está.
¡Hombre, sí! Esperamos seguir disfrutando contigo de espectáculos tan fantásticos como el que tenemos ahora en el Teatro Borrás, que es un no parar de reír durante más de una hora. Gracias!
Antonia Utrera