Entrevista a Julio Manrique

Entrevista a Julio Manrique

“El entusiasmo es muy importante en nuestro oficio”

Jordi Martínez
Mayo’14

Las tres últimas temporadas ha afrontado el reto de ser el director artístico del Teatro Romea. Ahora se despide de esta responsabilidad protagonizando ‘El huérfano del clan de los Zhao’, bajo la dirección de Oriol Broggi. Julio Manrique nos recibe en el vestíbulo de la sala más emblemática de Barcelona, donde conversamos bajo la atenta mirada de un busto de Pitarra, el padre del teatro catalán. Llega apresurado: el ruido de Sant Jordi en las vecinas Ramblas le han hecho difícil llegar.

-He Tenido un día de Sant Jordi de mucho trabajo, muy poco vivido, con el tiempo justo de dar las rosas en mis dos princesas. Para libros no ha habido tiempo. Sólo me ha llegado uno, vía suegra, el último de Paul Auster, Informe del interior ‘, que me encanta.

Te encontramos dentro de un cuento chino. Que cuenta?
Es un ‘cuento chino’ sí, una obra del siglo XIII, de Ji Junxiang. Explica unos hechos reales que ocurrieron en 400 y pico en la época de la formación del imperio chino. El entorno es muy exótico, y pienso que esto lo hace aún más atractivo cuando se trata de cuentos épicos y que hablan de grandes temas, como es el caso: honor, justicia, sacrificio, el bien, el mal, venganza.

¿Cuál es tu personaje en el cuento?
Es un médico, Cheng Ying, que se ve involucrado en una peripecia muy épica. Lo malo decide matar a todos los descendientes de la dinastía de los Zhao. Sólo sobrevive un bebé recién nacido, y este médico recibe el encargo de hacerse cargo y hacerlo crecer para vengar a su familia. Para ello se verá obligado a tomar una decisión personal muy dura que no te contaré … Aquí es donde esta tragedia tan lejana nos hace muy interesante, a nivel humano y moral, a nosotros, espectadores catalanes del siglo XXI .

Este es tu despedida como director artístico del Romea. Como vivos este final de etapa?
Ha sido muy ‘chulo’ despedirse como actor con esta obra. La gente responde muy bien, gusta. Tengo una especie de sensación de liberación, porque ahora vengo a hacer de actor y ya está. Me he aligerado un poco de equipaje sacándome la responsabilidad de programar el teatro para centrarme en hacer de actor y director de escena. De hecho ya trabajo en una dirección que se verá en el Romea por el Grec.

La responsabilidad en el Romea te ha comportado algunas renuncias?
Sí. En el trabajo de programar tienes que decir que no a propuestas porque no hay medios ni espacio para acogerlas, y te da mucha rabia no poderlas apoyar y salir adelante. Puedes realizar quizás un 10% de los proyectos que te gustaría. Y en mis facetas vocacionales de actor y director tienes menos tiempo y espacio para hacer cosas. Pero ya hay cuentas, yo pensaba que sería una experiencia interesante y de aprendizaje y lo ha sido.

Uno de tus retos era atraer público nuevo, joven. Misión cumplida?
No es fácil regenerar el público de este teatro. No ha sido tradicionalmente un teatro joven y abierto a la experimentación. Hemos intentado hacer un pulso con ello, buscando el equilibrio, porque hay que contar con el público sin hacerlo todo por el público. No hay que ir ansiosamente a complacerlo pero tampoco puedes darle la espalda. Hay apuestas, como el ‘Zhao’, con La Perla 29, con una vocación muy popular que abarca gente mayor, gente joven, mezcla públicos. Cuando esto ocurre es muy ‘chulo’. Pasó todo con Incendios ‘, que fue un fenómeno de aquellos extraños, que pasan poco.

Otros proyectos como Roberto Zucco ‘de Koltès no tuvieron la misma suerte. El día antes del estreno escribiste en twitter: «Orgulloso de estrenar esta obra maravillosamente difícil en estos tiempos asquerosamente difíciles».
Koltès es duro. A mí me gusta mucho, tenía muchas ganas de hacerla, quería recuperar lo que para mí es un clásico contemporáneo. Pero quizás es una obra para mucho ‘teatreros’. Así como el autor de Incendios ‘apela a lo colectivo, une los espectadores, Koltès es un autor más desesperado, cargado de belleza y de lucidez, pero que habla mucho del individuo y de la soledad. Y quizás en estos tiempos tan asquerosamente difíciles lo que la gente necesita es encontrarse, hablar del grupo, reunirse. Aquello era demasiado duro para este momento.

En tus proyectos, como en los de Oriol Broggi, se detecta un entusiasmo que contagia.
Tiene que ver con la pasión, con el grupo, con hacer familia, coger un grupo de gente y convencerlos de que esto que estamos haciendo es la bomba, comprometerse realmente. Y hacerlo desde un lugar lúdico, no como una tiranía. Que haya complicidad, crear un ambiente, una atmósfera, que la gente esté a gusto y se crea lo que hace. El entusiasmo es muy importante en nuestro oficio. El elemento pasión es esencial, no es una cursilería pensarlo. El entusiasmo es un regalo a hacer desde un escenario, algo muy valioso: encerrarse en un lugar donde la gente lo da todo por una ficción. A Oriol Broggi le gusta jugar a este juego, ya mí también.

Y de estas complicidades a la amistad …
Sí. A mí se me mezcla todo: la vida, el trabajo. Y ya me gusta que sea así. Tengo muy buenos amigos con los que he trabajado a menudo, y esto hace que los lazos sean muy intensos.

Tus hijos maman el teatro en casa. ¿Qué te parecería que a la larga se dediquen?
Me parecerá muy bien. Volviendo al tema del entusiasmo, lo único que espero es que sientan pasión por hacer algo, porque creo que no importa a qué te dediques, este es el regalo: que algo te importe, te mueva, que te conecte.

Tú has vivido en varios barrios de Barcelona? ¿Qué te parece el boom turístico de la ciudad? Será sostenible?
Yo no me pondría demasiado apocalíptico. De entrada es una buena noticia que la gente de Europa y de todo quiera venir a Barcelona, lo que pasa es que la ciudad debe prepararse para acogerlos bien. Y hay cosas que no pueden ser: que el parque Güell, cedido por una familia para que lo disfrute la ciudadanía como servicio público no puede convertirse en un lugar de pago, caro, y que acabe siendo invadido sólo por los turistas. Esto es traicionar la ciudad. No les podemos regalar Barcelona a los turistas, pero tenemos que encontrar la manera de acogerlos. Se trata de invertir recursos y hacerlo de una manera eficiente.

 

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