Entrevista a Juanjo Puigcorbé

Entrevista a Juanjo Puigcorbé

 

«Soy inquieto, me gusta construir y reconstruir»

Marta Codina
Marzo’14

Juanjo Puigcorbé vuelve a los escenarios después de veinte años de ausencia teatral y lo hace con el crítico, una obra de texto que invita a la reflexión. Vestido de Volodia, el personaje que interpreta, nos recibe en una íntima y silenciosa biblioteca de atrezo. Con nociones de astrología, explica satisfecho que cuando nació era una especial conjunción de los planetas. Inquieto por naturaleza, antes que actor fue corrector de galeradas, profesor particular y dependiente de una tienda de discos. A pesar de momentos duros en los que ha estado a punto de decir basta, reconoce que la crítica la ha tratado bien. Explica que le ha tocado ser multidisciplinario por haber sido actor en un país pequeño y reconoce que sirve «tanto para un cosido como para un fregado». Recuerda con una sonrisa su época de payaso con Tortell Poltrona y confiesa que Salvador Dalí es uno de los papeles que más le ha marcado.

Con que se encuentra el espectador que va a ver El crítico?
Con una obra de texto, una obra para escuchar. Con un diálogo en combate entre un crítico y un autor. En el momento que mi personaje se dispone a escribir una crítica, el autor de la obra, interpretado por Pere Ponce, llama a la puerta. Hablan de teatro, de la vida y de la necesidad de reconocimiento que una persona tiene de otra.

De quien necesita reconocimiento Juanjo Puigcorbé?
Para empezar, de mí mismo. Necesito sentirme satisfecho del trabajo que hago. El teatro puede parecer que cada día es lo mismo pero no es así. Un cocinero puede hacer varias veces el mismo plato pero no sólo lo repite, sino que pone el alma para perfeccionar. Esto nos pasa a los actores de teatro, queremos sentir esa satisfacción cada día y no marchar vacíos.

Volver era una asignatura pendiente?
Si, pero volvió significa no venir de gira sino venir a hacer una obra en catalán, de un autor de aquí y con una compañía de aquí. Llevo 25 años esperando esta propuesta.

Crees en el destino?
Creo que las casualidades no existen. Cuando las cosas pasan no son casualidades, son otra cosa. Es la intuición, que está haciendo un atajo.

Estudiabas física y filosofía cuando entraste en el Instituto del Teatro. Ser actor no era vocacional?
El teatro era el hobby. Tenía la afición de hacer teatro con los amigos de clase y continué haciendo teatro amateur pero enseguida entré en el Instituto del Teatro y me profesionalizar muy pronto.

Si no te hubieras decantado por el teatro, que estarías haciendo ahora?
No lo sé. La gente de teatro somos gente inquieta y el teatro te da esa facilidad para regenerarse té después de cada función. Personajes diferentes, empezar de cero cada vez … es lo que me gustaba y de momento aún no me he cansado.

Vivías en Sarrià, un barrio de artistas con los que te cruzabas por la calle. Esto no lo puede decir todo el mundo!
No, allí vivían Vargas Llosa, García Márquez, Cortázar, Josep Vicent Foix, Bigas Luna, Sergi Albert … Para mí era algo normal, pensaba que el mundo era así, después comprendí que no. Era un hecho histórico, la inmigración de los países del este y de Sudamérica se concentró en Sarrià.

¿Qué recuerdas de la infancia?
Recuerdo la infancia en casa, en la escuela, pero para mí, el gran recuerdo es el del verano. Eran tres meses muy largos, ocupa el tiempo con las cosas que tú querías, era la libertad.

¿Cómo los ocupabas tú?
Los pasaba en el Valle de Aran, en Salardú, en las islas Baleares, y Matarraña, en Aragón. No sé si es por eso pero los ríos siempre me han gustado mucho, tienen una magia especial y el Matarraña es un río con magia.

Los catalanes se dice que somos el seny y la rauxa. ¿Tú eres más cordura o más arrebato?
El arrebato está bien cuando vuelves a la cordura y al revés, son las dos caras de una moneda. No sé qué ocupa más en mi espacio mental pero ambas juegan un papel importante. El equilibrio no significa mitad y mitad, los días de verano y de invierno no son iguales entre sí. Con el arrebato y la cordura pasa lo mismo, son etapas, como un día de verano y un día de invierno.

¿Los actores tienen verano?
No, generalmente trabajamos cuando la gente descansa, a veces no ves el mar en meses. Aunque ahora, las cosas están tan mal, que las vacaciones tampoco pueden ser tan largas.

¿Jubilado o trabajando hasta el final?
Creo que la mía es una generación de actores y actrices muy prolífera. Somos muchos los que empezamos en aquellos años y aún llevaremos. Estamos trabajando bastante y estamos muy lejos de la jubilación.

Y mientras tanto, ¿qué te gusta hacer cuando no trabajas?
Muchas cosas pero no tengo tiempo para hacerlas. La vida es muy corta para todo lo que queremos hacer. Pero lo que más me gusta hacer cuando tengo tiempo es viajar. Si me tocara la lotería lo que haría sería viajar.

Esta biblioteca está llena de libros. Si tuvieras que elegir un estilo literario, ¿cuál sería?
Me gusta mucho la novela de aventuras inglesa, en la que el protagonista viaja por todo el mundo y luego vuelve, va a una fiesta vestido de esmoquin y cuenta las aventuras vividas. La aventura siempre es volver del viaje. Las aventuras se han de explicar y tienes que volver a algún lugar. Me gusta mucho Peer Gynt, un personaje de ficción de Henrik Ibsen. Es el aventurero del siglo XIX, el Quijote noruego.

¿Tú eres aventurero?
Un poco. Soy inquieto, me gusta construir y reconstruir, y la profesión me mujer. Los actores nos encontramos cómodos en este mundo que se ha terminado y debe empezar de cero, es duro pero a mí ya me va bien. El aventurero es el eterno aprendiz.

Suerte en esta nueva aventura: El Crítico, en el teatro Borràs.

 

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