La Nueva Era a la luz del Proceso Alquímico:

Por: Ester Torrella.-

«Una correspondencia analógica entre la evolución del individuo y de la humanidad».

Definimos la Alquimia como el arte y la ciencia de la transformación y de la transmutación. En la transformación, el cambio es exterior y aparente -la niña se transforma en mujer-, mientras que, en la transmutación, la naturaleza de lo que se transforma cambia completamente -el gusano transmuta en mariposa-

Cuando el conjunto de operaciones que constituyen el método alquímico se aplica sobre los minerales, metales o plantas, se obtiene un tipo de remedios, llamados espagíricos o alquímicos, de los que se sirve la Medicina Tradicional Occidental para recuperar o mantener el estado de salud.

Cuando el alquimista opera sobre su propia personalidad: vida fisio-psicológica y experiencias morales y espirituales, lo que busca es recuperar la memoria de quién es en realidad. Completar «La Gran Obra alquímica» implica lograr la plena vivencia consciente de la unicidad con el cosmos.

Este es un proceso a la vez individual y colectivo. Lo que se transforma o transmuta en cada individuo se transforma o transmuta en la humanidad.

La obra alquímica evoluciona en 3 grandes etapas:

  • Nigredo: obra en negro, regida por Saturno
  • Albedo: obra al blanco, regida por la Luna
  • Rubedo: obra al rojo, regida por el Sol

En este artículo haremos referencia exclusivamente a la etapa Nigredo. Creemos que en ella podremos reconocer sin dificultad el momento de cambio de era por el que estamos transitando, como individuos y como humanidad.

La Nigredo es siempre la primera, la más larga y reiterada de las 3 etapas. Es un período de intensa purificación. Comienza con una especie de «llamada» interior que nos impulsa a iniciar un camino de búsqueda personal hacia niveles de comprensión más elevados acerca de quiénes somos en realidad y cuál es nuestra función en el seno de la humanidad. Corresponde a un «despertar».

Despertamos sólo cuando internamente estamos preparados, cuando hemos experimentado una profunda, clara y reiterada desilusión del mundo que nos rodea y de lo que esperábamos de él. Tocamos fondo con respecto a las expectativas de realización personal en el seno de la sociedad en la que vivimos inmersos. La conciencia se expande poniendo en evidencia el desgaste que sufrimos y el precio que pagamos por aferrarnos a una forma de vivir y de relacionarnos que ya no nos satisface. Nos lo replanteamos todo: creencias, verdades, relaciones, hasta perder los límites de nuestra propia identidad.

La Nigredo es la noche oscura del alma a la que hace referencia san Juan de la Cruz. Un período de disolución, de desarraigo, de ruptura de limitaciones, de falsas identidades y de modelos de conducta caducados. Es el caos que contiene en sí mismo la semilla de un nuevo orden, siempre más elevado que el anterior.

El ego debe experimentar «su propia muerte» durante esta etapa, de ahí el dolor y el color negro de la putrefacción que la caracteriza. El olor putrefacto de lo que ya murió, no puede convivir de ninguna manera con el sutil perfume que envuelve lo nuevo, renovado y regenerado.

Si accedemos a transitarla, se abrirá la puerta del inconsciente y comenzarán a desenmascararse nuestros aspectos más densos, aquellos que estuvimos atribuyendo impunemente a los demás para no tener que asumirlos como propios y evitar hacernos cargo de ellos.

A la hora de actuar y decidir en consecuencia con esta voluntad, no debemos menospreciar la fuerza antagónica del llamado «espectro del umbral» que encara la resistencia al cambio. Se trata de todo un cuerpo de contenidos mentales que se expresan de forma automática, condicionados por experiencias o aprendizajes del pasado -propios o del propio linaje-, que nos lleva a dudar de nuestras capacidades o que incluso nos paraliza.

La Nigredo no es una etapa fácil de transitar, no hay espacio para la pusilanimidad. Vamos a sentirnos perdidos a menudo y necesitaremos confianza, coraje y perseverancia para volvernos a reencontrar. Las tentaciones de claudicar son frecuentes y debemos estar dispuestos a plantarle cara al espectro del umbral sin olvidar que él, en definitiva, no es más que una ilusión.

Ester Torrella Yagüe

Salud consciente – Medicina Tradicional Occidental: Espagiria y Alquimia

www.estertorrella.com

Youtube: Dra. Ester Torrella

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