El Esbart Gaudí, donde la danza tradicional tiene vida

El Esbart Gaudí, donde la danza tradicional tiene vida

Hace años ‘l’esbart’ era un lugar de socialización donde chicos y chicas se encontraban, no sólo para bailar sino también para charlar y conocer gente, de hecho, los ‘esbarts’ surgieron muchas parejas, tal y como confiesan Francesc Solà y Pere Ferrer, miembros de la junta del Esbart Gaudí, uno de los muchos ‘esbart’ que continúa preservando esta danza en la ciudad.

«Antes la gente joven tenía muy pocos lugares donde ir, en cambio en estos momentos tienen muchas alternativas y esta es una de las problemáticas, que a la bandada hay poca gente, y no hablo de nuestro sino en general». Solà comenta la mala situación en que se encuentran en muchos casos los grupos de danza, salvo algunas pocas excepciones. Los jóvenes que en su tiempo practicaban este baile, ya se han hecho mayores. En el caso del Esbart Gaudí hay una docena de antiguos danzantes, algunos de los cuales están en torno a los 80 y que bailan desde hace más de 30 años.

También hay un volumen importante en el cuerpo de danza, los adultos, unas siete parejas que en la mayoría de casos superan la treintena de edad. El problema está sobre todo en los jóvenes y adolescentes. Si bien actualmente hay una docena de niñas, de entre cinco y doce años, que quieren continuar con este baile tradicional -aunque la mayoría de casos no vienen de una familia con tradición danzante, excepto las nietas del Pedro Ferrer-, el paso de la escuela al instituto suele suponer un punto de inflexión en el que muchas chicas deciden no continuar con esta actividad. Francesc Solà explica que «cuando terminan del grupo juvenil deben pasar al cuerpo de danza, pero muchas veces lo dejan, supongo porque no hay un grueso de su edad ya que hay un salto de edad bastante grande con los adultos» . Las chicas de 14 o 15 años, porque ahora no hay ningún chico en el grupo infantil y juvenil, deberían bailar con una pareja de unos 30 años «y por ello muchas lo dejan», aunque apunta que en algunos casos lo retoman años después.

La otra problemática con que se encuentran las bandadas hoy en día es la falta de interés entre los chicos. Ante esta situación, «siempre recomiendo a los padres que miren la película ‘Billy Elliot’ que demuestra que no pasa nada por hacer danza, aunque parece que el niño no tiene que bailar», comenta Solà. En este sentido Pere Ferrer añade que «ha habido este tabú de que bailar era algo de niñas y no de niños». Con los años, de hecho, parece que no se ha avanzado mucho «hace tiempo, cuando yo era joven también podía ser que se pensara eso, que los hombres no teníamos que bailar, pero como no había más remedio, pues veníamos a bailar a ‘l’esbart’».

Encontrar el apoyo de las escuelas podría ser una buena vía para fomentar esta actividad entre los más pequeños, pero ellos aseguran que en ocasiones la bandada es visto como la competencia en las actividades extraescolares que ofrecen los colegios. Pere Ferrer considera que «poco a poco se debe intentar que la administración vaya adaptando la cultura popular en el futuro, porque al fin y al cabo la danza y la música son muy importantes para el mundo».

Sin embargo, el Esbart Gaudí no deja de participar en diferentes eventos para mostrar sus danzas, lo que semana tras semana ensayan. Las fiestas de la Merced, las de Santa Eulalia o las del barrio de Sagrada Familia son un buen escaparate donde se refleja la salud de esta tradición en la ciudad, también el propio festival que organiza la bandada en julio. El grupo infantil, además, participa en la Rueda Esbarts Catalònia, en la que los grupos que participan realizan encuentros en diferentes pueblos de Cataluña.

Sin duda, las danzas y, sobre todo, las personas que las bailan son el valor más importante del Esbart Gaudí, sin embargo, «el patrimonio de la bandada es la cantidad de vestidos que tenemos desde hace unos 50 años» , apunta Solà, un vestuario que se cose a mano en el propio local y que con los años ha ido variando, para adaptarse un poco a los nuevos tiempos como también lo hace la música, porque a pesar de todas las dificultades parece que los danzantes quieren continuar con esta cultura, «hay que seguir promocionando».

El Esbart Gaudí deja el Pasaje Maiol

Durante este verano la bandada ha tenido que trasladarse a un nuevo local, en el pasaje de Carsi -bien cerca de la anterior, para no perder la esencia ni la gente-, debido a la finalización del acuerdo de alquiler actual. El paso a un nuevo local implica a menudo un periodo de adaptación para habilitar las instalaciones y esto es precisamente lo que espera a la gente de la bandada durante las próximas semanas.

La lucha por un espacio, una problemática que afecta a muchas entidades de la ciudad, va más allá de las reivindicaciones propias de la bandada, «también estamos batallando para ver si el Ayuntamiento hace un ateneo, como hay en otras zonas, donde puedan estar todas las entidades del barrio y para hacer que el barrio sea más barrio «, dice Ferrer.

Mientras llega o no el Ateneo para las entidades de la Sagrada Familia, desde el Esbart Gaudí no se quedan de brazos cruzados. Francesc Solà lo tiene claro: «haremos lo que sea para que la bandada no muera con nosotros»

 

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