Pepe Viyuela: “El humor no es un lujo, es una necesidad”

Por: Antonia Utrera.-

José Viyuela Castillo (Logroño, 2 de junio de 1963) más conocido como Pepe Viyuela, es actor, payaso, humorista y poeta. Lo hemos visto haciendo de Chema en la serie de televisión “Aída” y nos ha hecho reír en la película “La Gran Aventura de Mortadelo y Filemón”. Acaba de aterrizar en Barcelona, donde podemos verle en el Teatro Goya en “Esperando a Godot” de Samuel Becket, estrenada por primera vez en 1952, después de la segunda guerra mundial. Está clasificada como teatro del absurdo, cuyo máximo exponente de este género literario aquí en Cataluña es el escritor Manuel de Pedrolo. En la obra, Pepe Viyuela nos enternece en su papel del personaje de Estragón, una actuación magistral para no perdérsela y que estará en cartel hasta el próximo 20 de junio.

¿Cuál es la historia de “Esperando a Godot”?

Habla de la soledad del ser humano, de la idea que tenemos de los demás, de la búsqueda de un sentido a nuestras vidas y aunque parezcan temas muy profundos y que siempre se han tratado desde un punto de vista trágico y doloroso, en esta propuesta nuestra intentamos dar mayor peso al aspecto cómico. Su autor Samuel Becket la definía como una función horriblemente cómica. El humor nace de la situación desesperada de unos personajes que hacen lo que pueden para sobrevivir, pero si uno mira bien, en realidad está hablando de nosotros mismos. En esta pandemia nos hemos dado cuenta de nuestra fragilidad, de nuestra necesidad de los demás, de lo difícil que es salir adelante si no vamos juntos. Y de todas estas cosas habla la función. Es una obra tan magistral que siendo que se escribió en unas circunstancias muy concretas, ahora mismo suena como si hubiera sido escrita precisamente para esta situación en la que estamos viviendo. Hay paralelismos y reflejos con los personajes y con nosotros que nos hacen sentir mucha cercanía con ellos, sentirlos muy próximos.

Un reflejo de lo que estamos viviendo.

Sí, absolutamente y eso que está estrenada antes de todo esto, pero yo creo que muchas frases suenan y resuenan a este momento pandémico.

Como toda obra de arte maestra, es atemporal.

Sí, además Samuel Becket la escribió con una intención muy ambigua, que pudiera estar hablando de muchas cosas a la vez.

También se la llamó en su momento “Tragicomedia en dos actos”.

Se la define así muy bien porque vemos una situación trágica pero nos reímos, quizás no a carcajadas, pero sí. Además transmite mucha ternura, son unos personajes adorables.

Eres actor, humorista, payaso… ¿Con que faceta te identificas más?

Sin duda con la de payaso, es la que más satisfacciones y buenos momentos me ha dado, con la que empecé y la que me ha abierto las puertas de todo lo demás.

En tu familia ¿ya había alguien que se dedicara? ¿Cómo fue tu interés inicial por esta profesión de actor?

No, en mi familia nadie se dedicaba, fue una cuestión casi de azar, pero está claro que ante ti pasan muchas cosas en la vida y hay algunas que te llaman más la atención que otras. Yo empecé a hacer teatro de casualidad, había una chica, quien hoy es mi mujer y ella hacia teatro. Yo pensé, es una buena forma de estar cerca y empecé a hacer teatro, por amor, o por ligar, llámalo como quieras… Y claro, al empezar a hacerlo me di cuenta de que me fascinaba, que me gustaba mucho y no quería dejar de hacerlo. Y fíjate, el teatro me lo ha dado todo, incluso el amor, la pareja de mi vida.

Así que la culpa la tiene…

…la tiene el amor!

…la tiene Elena! Elena González. Además no solo ella, toda la familia os dedicáis al teatro.

Sí, ella tampoco viene de familia teatral. Y toda la familia, también mis dos hijos, Samuel y Camila, los cuatro estamos dedicados profesionalmente al teatro.

Podríais montar una compañía, la familia Viyuela González….

Sí, como se hacía antes… (rie)

Te das a conocer a través de la televisión con tu papel de Chema en la serie “Aída”.

Eso viene más tarde, en 2005, antes ya había trabajado en el programa de Chicho Ibáñez, “Un, dos, tres….responda otra vez” en 1993, y antes había participado en programas de televisión como “¿Pero esto que es?”, lo que pasa que es queda muy atrás, estamos hablando de 1988 cuando todavía no había televisiones privadas y yo empezaba en televisión haciendo humor como payaso. Y antes ya había hecho alguna cosa en teatro, pero si, es la televisión la que me impulsa y me da a conocer al público. De todos modos yo siempre he seguido haciendo teatro.

También te hemos visto en el cine.

Sí, he trabajado con Julio Médem en “Tierra”, he hecho “La Gran Aventura de Mortadelo y Filemón” I y II y “El Milagro de P. Tinto” con Javier Fesser. Cine he hecho bastante menos. Ahora estamos a punto de estrenar una película que se llama “García y García” una comedia junto a José Mota que se estrenará en los cines el 27 de agosto. Mi trabajo se ha encauzado siempre hacia el teatro y luego circunstancialmente ha aparecido la televisión y más circunstancialmente el cine.

Donde te sientes más cómodo es en el escenario…

Si, a mi es lo que más me gusta, es una especie de ritual, el teatro es una de las manifestaciones artísticas más antiguas pero aún con la irrupción de las nuevas tecnologías, del cine, de la televisión, no ha venido a menos, se sigue manteniendo precisamente por ese carácter presencial del público, por ese carácter ritual que tiene de reunirnos todos en una sala, el apagar las luces y escuchar juntos una historia en directo y vivida en el momento en que se está escuchando.

Y más ahora en una época en la que se nos invita a la proximidad.

El teatro yo creo que se mantiene precisamente porque es un acto cultural en el que estamos juntos, unos con otros y compartimos ese momento y cada sesión es irrepetible, cada función es distinta a la de ayer, a la de mañana, no hay dos funciones iguales.

El humor es sanador, necesario…

El humor es una manifestación emocional específicamente humana que nos permite yo creo, vivir las circunstancias más complicadas de una forma más ligera, nos permite aceptar las cosas de otro modo, nos da alas, nos permite sobrevolar la realidad, que es bastante dura, conflictiva y delicada. El resto de animales, como no tienen conciencia, ni siquiera saben que se van a morir, pues no pueden bromear, somos los humanos que probablemente al ser conscientes de que nos vamos a morir, necesitamos una herramienta que nos permita reírnos de eso, mirarnos al espejo y reírnos de nuestras arrugas, del paso del tiempo, de cómo somos, de los quilos de más que tenemos, de nuestros defectos… creo que el humor es un elemento sanador para uno y un elemento que fomenta la convivencia, que permite que se establezca un dialogo entre partes distintas que opinan distinto, de una forma más fluida.

Y como acto de libertad.

Sí, me parece necesario, necesitamos expresarnos, y si es a través del humor me parece que estamos ganando mucho terreno.

Los humoristas hacéis un gran aporte ayudando a elevar la mirada.

Hay culturas en la que los payasos, los cómicos, son considerados poco menos que brujos o chamanes, seres que invocan a los espíritus favorables a la comunidad y yo creo que algo de eso hay, invocamos a la alegría, que no es otra cosa, que invocar a la capacidad de superar las dificultades.

Y  la capacidad de transformar la realidad, como buenos chamanes…

Sí, ayuda muchísimo, la sonrisa es transformadora.

Te licenciaste en Filosofía y Bellas Artes.

Empecé a estudiar filosofía y a mitad de carrera me matriculé en arte dramático. Mi interés por la filosofía es por la curiosidad, el querer conocer, el querer saber, el hacerme preguntas. No es una característica mía únicamente, yo creo que el ser humano si ha avanzado, si ha progresado, si existe historia, es precisamente porque nos hemos preguntado por qué ocurre una tormenta, por qué nos morirnos o por qué nos enamoramos. Es la curiosidad lo que me hizo amar la filosofía, quizás porque los profesores que tuve de filosofía en bachillerato eran personas que sabían transmitir ese sentimiento de curiosidad permanente que debemos mantener en la vida para hacerla más interesante.

Decía Aristóteles que todo ser humano es un ser político.

El ser humano inevitablemente piensa, se posiciona, tiene una ideología. Yo desconfío de la gente que dice que es apolítica, en realidad lo que no quieren es expresarse. Es el “prefiero no opinar para no mojarme”. Yo creo que debe ser lo contrario, creo que lo que hay que hacer constantemente es expresar tu opinión libremente, es la mayor contribución que podemos hacer los ciudadanos a la democracia, el hablar sin problemas, el expresar lo que pensamos y saber que mucha gente no va a estar de acuerdo y que van a opinar de forma diferente, ese es el arte de la convivencia y el arte de la política.

En 2017 te sumas a las listas electorales de Izquierda Independiente.

Nunca he pertenecido a ningún partido político, no tengo ambición política de ocuparme de algún cargo profesionalmente, no la he tenido nunca ni creo que la vaya a tener jamás. Pero sí que creo que como ciudadano, tengo no solo el derecho sino la obligación de expresar mis ideas. Yo vivo en San Sebastián de los Reyes, un pueblo cerca de Madrid y allí hay un partido político que es Izquierda Independiente, que es exclusivamente local y yo simpatizo con él, y estuve en las listas electorales dando mi apoyo.

Aristóteles tenía mucha razón…

Claro, ¿Cómo no va a interesarte la política si la política es todo? Cualquier tema de sanidad, de educación, de economía, es política… nos afecta a todos.

En realidad eres una persona muy comprometida, desde 1995 eres miembro también de “Payasos Sin Fronteras”.

Creo que siempre perteneceré, aunque en este momento no forme parte de la junta directiva, es la organización en la que yo me siento útil socialmente.

¿Cómo ha sido tu experiencia?

Ha sido reveladora porque me ha permitido ver esa faceta sanadora del humor de la que hablábamos. Me he dado cuenta de que el humor no es un lujo sino que es una necesidad. Cuanto peor estamos las personas por las situaciones complicadas que pasamos, mas necesitamos del humor para seguir adelante. Es como una especie de luz que se enciende en la negrura cuando estás muy mal y que te permite decir “si ahora que estoy tan mal soy capaz de sonreír es porque todavía tengo fuerzas para luchar”. Eso lo he visto a través de los trabajos en los que he podido participar con “Payasos Sin Fronteras”. Palestina, Sahara occidental, Kosovo, Irak, en todos los sitios a donde he podido viajar he comprobado que el humor es muy útil cuando la gente está muy mal. Nosotros sobre todo nos dirigimos a los niños, a los más pequeños, porque son la parte más vulnerable, son los más inocentes, no tienen culpa de nada y en cambio son los que más sufren las consecuencias de todos los conflictos y las desgracias. Hacia ellos vamos, y a mí me encanta una frase que define la filosofía de “Payasos Sin Fronteras” y es que, “Payasos Sin Fronteras empieza donde acaban las carreteras” donde ya el mapa empieza a tener lugares negros, porque es donde más falta hace.

Te agradecemos muchísimo esta entrevista. Mucha suerte en todos tus proyectos. Os deseamos todos los éxitos también en Barcelona con “Esperando a Godot” en el Teatro Goya, en cartel hasta el 20 de junio.

Antonia Utrera