
Hombres Igualitarios: «Petro y gig-masculinidades en la era Trump»
Por: Paco Abril.-
Las masculinidades son un constructo social y cultural, no entidades fijas. Sin embargo, históricamente han sido identidades muy estables, especialmente las denominadas masculinidades hegemónicas, que ocupan una posición dominante en la jerarquía de género. Estas masculinidades establecen normas culturales que asocian la idea de «ser hombre» con la fuerza, la autoridad y la competitividad. Sin embargo, en el primer cuarto del siglo XXI parecía que ese modelo comenzaba a resquebrajarse.
El movimiento feminista de la cuarta ola y las políticas públicas en favor de la igualdad señalaron un posible cambio de ciclo con los cuidados. Estas “nuevas” masculinidades, a pesar de representar cambios reales en algunos casos, también podrían funcionar como adaptaciones “más amables” que permitirían a la masculinidad hegemónica mantener su poder.
Ahora, en 2025, entramos en el segundo cuarto del siglo con la era Trump ya consolidada. Su toma de posesión el 20 de enero inauguró una nueva etapa política marcada por un discurso autoritario vinculado, también, al ascenso de la extrema derecha en muchos países. Figuras como Orbán, Erdogan, Le Pen, Meloni, Milei, Abascal o el propio Trump representan una masculinidad que Cara Daggett (2018) define como “petro-masculinidad”. Ésta combina la negación del cambio climático, el racismo y la misoginia, reforzando un autoritarismo impulsado por las ansiedades generadas por el Antropoceno y la percepción de una masculinidad amenazada.
A esto se le suma el fenómeno de las “gig-masculinidades”, formas de masculinidad que nacen en el contexto precario de la economía de plataformas tecnológicas (“gig economy”). Personajes como Elon Musk, Jeff Bezos o Mark Zuckerberg, que apoyan a Trump, son las caras visibles y despiadadas de ese modelo económico que precariza la vida.
La era Trump reúne ambas formas de masculinidad. Trump promueve un discurso que exalta la extracción de recursos naturales como símbolo de fuerza nacional (“Make America Great Again”). Simultáneamente, la flexibilización laboral y la desregulación bajo su mandato refuerzan la expansión de la economía “gig”, que se acomoda a las necesidades del capital, pero agrava la precarización laboral.
Tanto las petromasculinidades como las gigmasculinidades reflejan un rechazo a los movimientos progresistas que impulsan una transición ecológica y una economía más equitativa. Los discursos climáticos y laborales se ven como una amenaza a una masculinidad percibida como en declive, favoreciendo respuestas políticas conservadoras y populistas.
Ante esto, más que nunca, es necesario tejer alianzas feministas, antirracistas y ecológicas para hacer frente a lo que se nos echa encima.
Paco Abril
Homes Igualitaris – AHIGE Catalunya
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