Ghosting. AHIGE. Revista Acelobert Barcelona

Hombres Igualitarios: «¡Ohh, no… soy adicto a la hipótesis!»

Por: Carles Llorens

Se denomina metacognición. La rechazo frontalmente. Públicamente me declaro su enemigo, pero una vez más tengo que tragarme mis palabras, asumir mis contradicciones.

¿Cómo es posible el fin –el hipotético fin, está claro- de una relación personal con un grado importante de consolidación, sin escuchar, sin hablar ni saber, sin la opción a la disculpa, la comprensión, sin tener ni idea de que ha pasado en realidad? Solo tengo indicios, elucubraciones, …nada. El campo hipotético es infinito por definición. Este tipo de “desapariciones” se denomina ghosting, también conocido como despido a la francesa, frecuente en las aplicaciones para ligar y en las redes sociales. Era cómo aquello de algunos sobres de correo postal que recuerdo cuando niño: “*marchó sin dejar señas”.

Tiempo atrás, la madre de mi hija me explicaba qué se tiene que hacer en casos extremos de malentendidos muy graves entre dos personas que -pensamos- se estiman. Es, pero, una exageración, una broma interna entre los dos, y que de ninguna forma ni hemos hecho, ni haremos: “en esos casos, Carles, se cuando hay que ir a su casa, y allí mismo, al abrirme la puerta, me lo tiro a lo loco o le pego un bofetón en la cara al grito de: ¿pero a ti *qué té pasa?”.

Lamentablemente el ghosting es un comportamiento basta habitual, quizás incluso al uso, y del que no me apetece encontrar ahora similitudes con formas de acoso o violencias relacionadas con el silencio, la extinción o hacer el vacío… No, no es esto. Lanzado y abandonado a las hipótesis como estoy, prefiero pensar que se trata del miedo a habla de tú a tú con el corazón en la mano, con sentimientos, emociones, y las verdades sobre el mal que las personas podemos hacernos con el trato, queramos o no, con gestos, tonos, actitudes, detalles, hechos, palabras, omisiones,…es largo el listado. Pienso que hay veces donde quizás, y solo tal vez quizás, callar pueda ser necesario, y morderse la lengua un arte que a veces hay que ejecutar. O no. Pero no hablar, dejarlo correr cuando los sentimientos están en juego, desaparecer, no volver a saber más…, no construye nada.

Carles Llorens
Hombres Igualitarios (AHIGE Cataluña)
www.homesigualitaris.cat