La lucha por el folclore popular

La lucha por el folclore popular

Como si de un grupo de superhéroes se tratara, los Arreplegagegants se desplazan allí donde se les necesita. Cualquier gigante que no pueda salir a la calle a festivas con el resto de vecinos tiene un buen aliado con esta asociación que siempre acude ante el grito de socorro de aquellos grupos de gigantes que no pueden sacar sus figuras del imaginario popular.

«Me duele el corazón ver un gigante sin salir». Esto es lo que siente Pablo Navarro, fundador de los Arreplegagegants, una asociación que se creó a principios de año entre en darse cuenta de que «hay un déficit muy grande de portadores de gigantes». Navarro comenta que hacia los años 80 hubo un boom en la creación de figuras, sin embargo, con el paso de los años esta afición ha disminuido y en muchos casos carecen de personas que se impliquen para llevar estas figuras. «Para llevar gigantes deben tener tres características: fuerza, generosidad y compromiso, tres cosas que no abundan mucho», apunta.

Gràcia, Poblenou, Premià o Solsona son algunos ejemplos donde los Arreplegagegants han tenido que actuar por falta de portadores. Más complicada es su trabajo en lugares donde se han creado figuras sin contar antes con el grupo, como en el caso de los gigantes Besòs y Maresme. Aquí no se trata sólo de hacer salir la figura, sino que la entidad organiza talleres para recoger gente del barrio que con el tiempo se pueda hacer cargo de los gigantes.
Una de las luchas más intensas de los Arreplegagegants, sin embargo, la llevan a cabo en el Eixample. Pablo Navarro explica que «de alguna manera estamos metiendo una pica en Flandes, porque son barrios deshumanizados en que las calles pertenecen a los coches. Pero hay niños y cuando tú llevas un gigante en el Eixample y ves las caras de los niños son las mismas que las de los chicos de La Garriga o cualquier pueblo. La fascinación por los gigantes es la misma «.

Para hacer salir los gigantes del Eixample, la asociación ha creado el Transeixample, que consiste en hacer «tres encuentros de gigantes en los barrios del Eixample que no tienen estas figuras. En Fort Pienc organizamos un encuentro de gigantes adaptada a personas con diversidades funcionales -con gigantes invidentes y en sillas de ruedas-; a la Dreta del Eixample hacemos un concurso de bailes de gigantes; y en la Izquierda, un encuentro con las figuras de las escuelas «.

De momento, el símbolo del Eixample es el Ocellaire, una gegantona propiedad de Paz Navarro, «hay quien se compra un coche y yo me compré un gigante», comenta medio en broma; aunque parece la única alternativa ante el desuso en que están los gigantes de la Pedrera, que no salen mucho. Navarro asegura que continuarán trabajando para que la gente se sume a los Arreplegagegants, aunque su tarea más importante es humanizar la ciudad y «ésta es el trabajo más duro».

Post a Comment